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Patrimonio de Picos de Europa

Patrimonio de Picos de Europa



El Parque Nacional y Regional de Picos de Europa está enclavado en el centro de la Cordillera Cantábrica. Sus valles guardan celosos un rico patrimonio histórico y etnográfico, que hunde sus raíces en lo más profundo de los siglos pasados, entre inmensos hayedos y robledales centenarios que son el paraíso del senderista.


CONJUNTO HISTÓRICO DE LOIS

CONJUNTO HISTÓRICO DE LOIS

Buena parte de los habitantes de esta localidad procedían de familias poderosas y de hidalgos como los Álvarez Acebedo y los Rodríguez Castañón, quienes se reservaron en propiedad la capilla dedicada a la Virgen del Pilar, en la iglesia parroquial.

El importante poder económico de estas familias permitía a sus vástagos estudiar en universidades o hacer la carrera militar en las indias.

En el siglo XVI salieron de Lois distintas personalidades influyentes entre las que destacan un prior de San Marcos, un regidor en Perú y un gobernador de Filipinas. Los Rodríguez Castañón fundaron también una Escuela de Primeras Letras en el año 1709 y una cátedra de Latín en 1744. Por esta razón, Lois era conocido como la Universidad de la Montaña. De su casco histórico destacan la iglesia parroquial, denominada asimismo "La Catedral de la Montaña", y diferentes casas de nobles de los siglos XVII y XVIII, con escudos de armas en las fachadas, que evidencian su ilustre pasado.



TORREÓN DE BOCA DE HUÉRGANO

TORREÓN DE BOCA DE HUÉRGANO

Fue la casa de los Señores de Tovar y mantuvo una estructura lujosa, donde destacaba su torre y las ventanas de diversas formas y tamaños, de las que se conserva una geminada en arquillos y columnillas.

Los muros son de mampostería y mortero, presentando refuerzo de sillares en las esquinas a soga y tizón.

Se desconoce el año de construcción, pero por sus características similares, coincide con otras torres de Asturias y norte de León, edificadas a finales del siglo XIV.

En esta época comienzan a constituirse pequeños señoríos, sobre todo durante el reinado de Enrique II de Castilla “El de las Donaciones”, quien donó a su sobrino, Alonso Enríquez, estas tierras. Precisamente, entre los posibles constructores de la torre, Alonso, es el más probable, aunque diversos autores consideran a Sancho de Tovar, consejero de Pedro I, la construcción del edificio.

El apelativo Tovar, con el que se conoce la torre, se concretaría a finales del siglo XV, a raíz del matrimonio de Juan Tovar, Merino Mayor de Castilla con Doña Constanza Enríquez de Sarmiento, cuarta Señora de Tierra de la Reina.

Los franceses quemaron este castillo, el 4 de abril de 1809, al mismo tiempo que los pueblos de Burón y Pedrosa, aunque para esas fechas ya estaba posiblemente abandonado.

El señorío de Tierra de la Reina se mantuvo hasta los decretos de desamortización de principios del siglo XIX.



IGLESIA PARROQUIAL DE LOIS

IGLESIA PARROQUIAL DE LOIS

La iglesia parroquial de Lois es conocida como la Catedral de la Montaña, nombre que describe a la perfección su tamaño majestuoso.

Se encuentra amparada por el verde valle del río Dueñas, un escenario único en el que crecen bosques de hayas y roble albar.

Su construcción se debe a Francisco Rodríguez Castañón, obispo de Orense y Calahorra, perteneciente a una de las familias poderosas de la zona.

El templo, de estilo barroco (1755-1764), fue financiado por Juan Manuel Rodríguez Castañón, por aquel entonces obispo de Tuy. El material empleado fue el mármol veteado procedente de la cantera local, lo que le otorga ese color rosado tan característico.

La planta es de cruz latina y una sola nave, rematada con bóveda de cañón y una cúpula de media naranja. Tiene un amplio atrio de acceso a la portada principal orientado hacia el oeste.

La fachada principal está rematada con dos torres, lo que aporta una sensación de equilibrio y armonía.

En el interior cuenta con un retablo mayor de estilo rococó de la escuela de los Tomé. Conserva además varias piezas de orfebrería de interés. Se observan sillares en el zócalo del edificio, sillarejos en la fachada y campanarios y mampostería en el resto.



SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA VELILLA DE LA MATA DE MONTEAGUDO

SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA VELILLA DE LA MATA DE MONTEAGUDO

Antes del s. XIII, en el lugar que ocupa ahora el Santuario, se estableció un monje llamado Guillermo, que emigró a este lugar tras el declive del monasterio de Sahagún.

Éste consiguió congregar a algunos anacoretas e iniciar una vida dedicada a la oración y a la penitencia.

En el siglo XIV los monjes de San Guillermo dejaron estas tierras y el culto a la Virgen de los Valles se abandonó.

En 1470, Don Diego de Prado, hidalgo de la Mata de Monteagudo, encontró milagrosamente una estatua de la Virgen y reanudó así la devoción, dedicándole las obras del Santuario en 1615.

El templo de estilo renacentista contaba con una única nave con crucero y estaba cubierto con bóveda de media naranja. Al fondo se colocó el retablo y el altar de la Virgen y en los lados del crucero, dos retablos que aún se conservan.

A lo largo del tiempo, el Santuario ha sufrido diversas reformas y añadidos como el pórtico en la fachada sur, en la que se abre una hornacina con la estatua de la Virgen Inmaculada sobre la puerta. También se construyeron la torre y el pórtico bajo la supervisión del Maestro Francisco de Mirones y, a su muerte, de Don diego de Falla. El retablo de la capilla mayor se hizo en estilo barroco por los maestros Francisco de Uriarte y Diego de Avendaño. Se realizó también un camarín, en cuyo suelo aparece parte del piso al descubierto enseñando el lugar donde apareció la Virgen, y un coro en el vacío de la torre, además de la Puerta de las Procesiones.

La familia del hidalgo Don Diego de Prado, llamado Don Diego el Dichoso, está enterrada en el Santuario.

En el suelo junto a la pared del norte se encuentran las reliquias de San Guillermo.

Es muy afamada la romería de la Virgen de la Velilla en la pascua de Pentecostes, en la que gentes de toda la montaña acuden al santuario en una celebración muy emotiva y animada. 



HÓRREOS DE PRIORO

HÓRREOS DE PRIORO

En la localidad de Prioro existe una de las mayores concentraciones de hórreos de la provincia leonesa, con 15 ejemplares. Destaca el situado en la Plaza del Ayuntamiento similar en estructura al de Las Bodas y Soto de Valdeón. Se trata de uno de los pocos modelos de tipo leonés, de planta cuadrada y un poco más reducida que la del asturiano. Aparece montado sobre cuatro pegollos y cuenta con un espacio inferior sin cerrar, aprovechado antiguamente para guardar aperos.

Está construido en madera, con tablones colocados horizontalmente, sobre los que descansa la cubierta de teja a dos aguas. Por otro lado, un aspecto llamativo de los hórreos de Prioro es que existe una agrupación de tres de ellos, rareza que se da en pocas ocasiones, como sucede también en la localidad de Felechas.

Es también particularmente exclusivo de esta localidad, la escalera de acceso al interior.

Está construida a partir de un enorme tronco labrado a modo de peldaños que acaba en una marcada meseta, que descansa su punto alto sobre otro grueso pilar también de madera. Tan solo cuenta con una tenovia, que se encuentra en el frontal de una única puerta.

La mayor parte de los hórreos de Prioro son de tipo asturiano y tienen cubierta a cuatro aguas, a excepción del ya mencionado. 



CHORCO DE LOS LOBOS DEL VALLE DE VALDEÓN

CHORCO DE LOS LOBOS DEL VALLE DE VALDEÓN

El lobo ha sido históricamente una preocupación para los habitantes de la montaña, especialmente antaño, cuando eran una especie abundante. Para evitar los ataques al ganado, los vecinos construían trampas, entre las que destacaban las comunales, es decir, participadas por los vecinos de la zona, como es el caso de los chorcos.

Mediante esta trampa, los monteros acosaban al lobo hasta atraparle en un cercado del que no podía salir. Este sistema era muy eficaz, pero necesitaba un importante despliegue de personal y una buena organización.

Todos los participantes debían conocer a la perfección el sistema y la función que cada uno desempeñaba en él, para lo que era común la redacción de una ordenanza de obligado cumplimiento que debía ser conocida y acatada. Este es el modelo seguido en el chorco de los lobos del monte de Corona, en el valle de Valdeón, regulado por sucesivas ordenanzas  cuyo origen, contrastable documentalmente, se remonta al menos a 1610. Aunque es más que probable que esta trampa lobera se utilizase mucho tiempo antes de esta fecha, se trata del primer reglamento escrito del que se tiene referencia documental.

Estas ordenanzas disponían un minucioso sistema de organización social con el que los habitantes del Real Concejo de Valdeón se defendieron del acoso de los lobos a sus ganados, manteniéndose su utilización hasta mediados del siglo XX. Los preparativos de caza comenzaban en los primeros días de noviembre, como indicaban las ordenanzas, momento en que se ponían a punto las empalizadas, enramando bien todo el cercado del chorco.

Cada tramo de cerca estaba al cargo del cuidado y mantenimiento de un vecino. Una vez comenzaba la batida, iban acorralando al lobo con sonidos de voces y turullos. Cuando el animal llegaba al chorco, los cazadores realizaban una maniobra envolvente, obligándole a ir bajando por la ladera hasta que entraba dentro de las dos cerraduras, momento en el que el lobo era forzado por los choceros a seguir avanzando hacia el foso, donde quedaba atrapado.



HÓRREOS DE SOTO DE VALDEÓN

HÓRREOS DE SOTO DE VALDEÓN

La localidad de Soto de Valdeón cuenta con 16 hórreos, la mayor concentración del concejo, todos ellos similares. Se encuentran apoyados sobre 4 pegollos y tienen estructura de madera.

Prevalecen los de planta cuadrada y con tejado a cuatro aguas, del tipo asturiano.

En algunos casos, presentan más de una puerta, e incluso uno aprovecha uno de sus lados como balconera. Una de las particularidades de los hórreos de Soto de Valdeón es su antigüedad y su curiosa estructura.

A diferencia de otros pueblos, carecen de los pilares levantados en las esquinas de las vigas, las cuales sirven de apoyo a los sobremuros y la techumbre.

En el caso particular de Soto, las cuatro paredes están formadas por gruesos tablones que se entrelazan entre sí, de tal manera que las vigas sobremuros, que son las que soportan la techumbre, van apoyadas sobre las esquinas resultantes de las uniones de los tablones.