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Naturaleza de Cuatro Valles

Naturaleza de Cuatro Valles



La montaña cantábrica que recorre el norte de la provincia de León, en la zona de Cuatro Valles, atesora la mayor concentración de Reservas de la Biosfera del territorio europeo: Alto Bernesga, Babia, Los Argüellos, Los Valles de Omaña y Luna, y Valle de Laciana.

Esta importante distinción, concedida por la UNESCO, da una idea clara del importante patrimonio natural, cultural y etnográfico de este territorio.

Zonas que cuentan con espectaculares hayedos, castañares, robledales, abedulares,  sabinares, pinares, lagos de montaña, hoces…y la gran joya de la corona: la cueva de Valporquero, donde el visitante podrá  adentrarse en un mundo mágico subterráneo creado por la naturaleza.


FAEDO DE CIÑERA

FAEDO DE CIÑERA

Ciñera de Gordón tiene la fortuna de aportar a la provincia uno de los bosques más singulares y sugerentes, ‘El Faedo’, situado al noreste de la localidad, siguiendo el camino que conduce a la Cueva de Valporquero.

Sus hayas centenarias retorcidas y talladas por el tiempo destacan sobre los robles y las encinas que acompañan. Un espacio mágico en el que la naturaleza juega con las formas y la luz. El trinar de los pájaros, el sonido de las hojas y el discurrir del agua ponen la banda sonora a este idílico espacio al que, en 2007, le fue concedido por el Ministerio de Medio Ambiente y la asociación Bosques Sin Fronteras el premio al ‘Bosque mejor cuidado de España’.

En torno a este bosque se articula una ruta de 11 kilómetros que recorre el viejo camino que realizaban los mineros de Villar del Puerto para bajar hasta las minas de Ciñera de Gordón y Santa Lucía.

El itinerario atraviesa, por un lado, las Hoces del Villar, horadadas durante milenios por la acción del agua en la tierra caliza. Por otro, los bosques que pueblan sus laderas.



SABINAR DE MIRANTES DE LUNA

SABINAR DE MIRANTES DE LUNA

La resistencia y perdurabilidad de las sabinas permitió que poblaran buena parte de la Península tras las glaciaciones. Sin embargo, la mejora de las condiciones climatológicas hizo que fueran perdiendo terreno frente a otras especies, siendo apartadas poco a poco hacia lugares en los que únicamente ellas podías subsistir.

Es el caso del conocido Sabinar de Mirantes de Luna, en el que, por increíble que parezca, estos árboles echan raíces sobre la roca caliza. Adoptan por ello mil formas, buscando la que mejor les permita subsistir. Así, el verde oscuro de sus hojas se alterna con el gris de ls piedra en numerosos casos.

Si se accede al bosque se pondrá comprobar como en diferentes puntos el tomillo y la lavanda lo relazan con sus fragancias o como distintos tipos de reptiles buscan el calor de las calizas.