PALOMARES, MOLINOS Y BODEGAS
Barro, adobe o tapial en los muros, teja y madera son los materiales básicos empleados en los palomares que dibujan formas distintas según la planta sea circular, cuadrada, rectangular o poligonal. En las paredes interiores anidan las palomas y el acceso sólo es posible a través de pequeñas aberturas situadas en el tejado. Una puerta apenas permite la entrada de personas, para dejar alimento, agua, recolectar los pichones y retirar la palomina que se destina al abono de los campos. En la provincia, las mayores concentraciones se encuentran en Tierra de Campos, Páramo, Órbigo y Esla.
Los molinos forman parte inseparable del paisaje de muchos pueblos leoneses. Su belleza radica en las peculiares estructuras que tratan de adaptarse a la singular orografía que surcan los numerosos ríos de la provincia, adecuando su interior a las labores propias de la molienda.
Las bodegas son cuevas horadadas en la tierra, propias de aquellas zonas donde el cultivo de la vid ha tenido cierta importancia. Situadas en pequeñas lomas o promontorios de tierra arcillosa para aprovechar el desnivel, estructuran su interior en forma de galerías que dan acceso a dependencias pequeñas. En su origen, estaban destinadas a la preparación, crianza y cuidado del vino, ya que su interior consigue una temperatura constante entre los 14 y 15 grados, muy favorable para la estabilidad del caldo.