Reconocida por la UNESCO en 2004, se encuadra en los municipios leoneses de Cabrillanes y San Emiliano.
Destacan en Babia la serenidad de sus valles y montañas tapizadas de infinitos pastos, la tranquilidad en la que nacen los ríos Luna y Sil y el amplio horizonte crestado de picos cubiertos de nieve. Además, en Babia se localizan numerosos puntos de interés geológico derivados en su mayor parte del modelado glaciar y fluvial del paisaje.
El manejo y los usos tradicionales de los pobladores sobre la naturaleza han provocado una respuesta en el medio dando como resultado un paisaje único y una elevada biodiversidad. La vegetación y la fauna están íntimamente ligadas al uso tradicional ganadero.
Hayedos, abedulares y robledales han ido dejando paso a praderías y pastizales que han permitido el mantenimiento de las comunidades actuales, que basan su economía en su aprovechamiento ganadero y en uno de los recursos económicos alternativos más importantes para la comarca, ‘la seta de San Jorge’.
Terminar destacando que esta tierra ha dado lugar a la famosa expresión ‘estar en Babia’, referente a la situación de estar distraído. Aunque el origen de esta expresión aún no está claro, una de las teorías más atractivas difundida por Víctor de la Serna hace referencia a los Reyes de León, quienes venían a Babia para evadirse del trajín y de las intrigas de la Corte. Para ellos era un paraíso donde ver correr los corzos, osos y jabalíes. Claro que, con el rey ausente, los cortesanos intrigaban a sus anchas, y los súbditos leoneses decían: “El Rey está en Babia” con lo que daban a entender que el Rey no quería saber nada de nada.
Perfil del visitante
Familias, grupos de amigos, parejas, viajeros en solitario.
¿Cuándo visitarlo?
Durante todo el año, invierno, primavera, verano u otoño.