Esta calzada romana, conocida como Vía Saliámica en su tramo superior del Pontón, unía el valle del Esla con Amieva en Asturias, salvando los Picos de Europa por el Oeste, atravesando el valle de Sajambre y el puerto de Veza.
“Salia” es el nombre prerromano para corriente de agua, es decir, la Vía del Río, y así la nombraron los que aún no hablaban latín.
El camino transcurre por la margen izquierda del río Esla, siempre en paralelo, ascendiendo con suavidad por un denso arbolado de robles. Durante la ruta se avanza por las losas que hace más de dos milenios colocó el ejército romano para acceder a Asturias. La calzada presenta tramos de gran interés como el Pajar del Diablo sobre el río, que fue ganado íntegramente a la roca. El corte en la peña muestra el dominio de los romanos en la ingeniería de caminos, ya que durante días sometían la roca al fuego y luego arrojaban agua y aceto para que estallase.
Un apunte que evidencia su origen romano, se refiere al hecho de que su trazado se acerca demasiado al nivel de la corriente del río, sin prever las frecuentes crecidas de la cuenca de montaña. Los habitantes prerromanos, conocedores como eran de la orografía de la zona, jamás hubieran planteado este trazado, que pudo realizarse en tiempo de campaña, de abril a octubre.
Otra razón es la envergadura de la obra, impecable, técnica y económicamente, algo que tampoco podrían haber realizado los naturales de la zona, dedicados a la vida agro pastoril de subsistencia. El camino fue también usado para paso de carruajes en el siglo XVIII, debido principalmente a la ingeniosa disposición de las losas de piedra, que vuelan sobre el precipicio. Así, su forma en triángulo isósceles con la base hacia el exterior aumenta la estabilidad de los carruajes a su paso, de tal manera que el peso de la carga recae sobre la parte estrecha de la losa, haciendo que se hunda, mientras que el extremo ancho de la losa, lo que queda volando fuera del camino, se levanta ligeramente.