Fue declarada en 2003 y está ubicada en el territorio del municipio de Villablino. Imprescindible para quien quiera disfrutar de la naturaleza, la gastronomía y una atractiva estación de esquí.
El Valle de Laciana cuenta con una excepcional riqueza natural, un paraíso donde el río Sil y sus afluentes forman un territorio de vital importancia para la supervivencia del oso pardo y el urogallo.
Los recursos parecen no tener fin: castros romanos, cascadas, ermitas, chozos, tejos milenarios, lagunas, molinos, puntos de interés geológico…Un amplio abanico de posibilidades encabezado por la ‘estación invernal y de montaña Valle de Laciana-Leitariegos’.
Tierra tapizada por extensos abedulares y bosques mixtos de extraordinario valor ecológico, entre los más singulares del país: abedules, serbales, arces, tejos, acebos, avellanos, fresnos y hayas ocupan más de 3.500 ha de la Reserva, creando zonas de singular belleza. Valles de difícil acceso, el hábitat perfecto no solo de osos y urogallos, sino también de liebres de piornal, de perdiz pardilla, del desmán ibérico, la nutria, el lobo, el corzo, el rebeco, el jabalí, salamandras y hasta tritones. Valles surcados por cárabos, lechuzas, carboneros, águilas, milanos, cernícalos, por cigüeñas y garzas.
Un mosaico de gran contraste cromático en el que la arquitectura tradicional de los pueblos, sus hórreos, casas semicirculares y calles empedradas, nos trasladan en el tiempo, sin olvidar su gran tesoro: ‘las brañas’, descubrir estas cabañas pastoriles, hoy reconvertidas en muchos casos en refugios de montaña, será sin duda una aventura sorprendente llena de paisajes únicos.
Perfil del visitante
Familias, grupos de amigos, parejas, viajeros en solitario.
¿Cuándo visitarlo?
Durante todo el año, invierno, primavera, verano u otoño.