Construido a principios de los años 50 del siglo pasado, este pozo minero vertical alcanzó los 275 metros de caída distribuidos en tres plantas o niveles (a 50, 100 y 270 metros). A ellos se accedía mediante el icónico castillete con ascensor, por el que descendían personas y vagonetas.
Uno de los hitos industriales del momento fue incorporar el mecanizado, aunque mismo llevó a una reducción de plantilla. El sistema estaba basado en el arranque de material en tajos con un cepillo mecánico: algo que en 1962 lo convirtió en pionero en España.
En su pico máximo de producción (hacia 1958) se llegaron casi hasta las 400 mil toneladas anuales de antracita. No obstante, en 1991 el carbón se agotó y sus minas se vieron abocadas a la reestructuración o al cierre.
El pozo se encuentra en las afueras de la importante localidad de Fabero, en la zona del Bierzo alto, a unos 30 minutos conduciendo desde Ponferrada por la LE-715. En sus alrededores se puede disfrutar tanto del turismo rural con sus montañas, como de aprender sobre su relevante legado industrial y minero a través de vestigios como el pozo Julia.
Hay disponibles visitas guiadas llamando previamente y concertando el horario de antemano: en un recorrido que, en poco más de una hora, nos pondrá en el lugar de los mineros de entonces, paseando por las instalaciones y visualizando sus condiciones de trabajo. Hay disponibles también audioguías tanto para público adulto como infantil, además de una signoguía para personas con discapacidad auditiva.
Además del Pozo Julia, otros restos de actividad minera del área de Fabero incluyen el Pozo Viejo, la Mina Alicia, la Mina Negrín o las viviendas del poblado de Diego Pérez, entre otros. Todos ellos tienen desde 2002 la consideración de Bien de Interés Cultural (BIC) como conjunto etnológico.