
Los restos del viejo poblado minero y de la explotación nos recuerda la fiebre del wólfram que se desató en la España de la posguerra. El tungsteno, mineral muy apreciado por los alemanes y aliados para la fabricación del armamento, que marcó una época.
El descubrimiento del wolframio en la Peña del Seo en 1940 supuso toda una revolución económica y social. Alrededor de 1947 se construyó un lavadero dotado de un molino de rodillos, una mesa de lavado y una criba, comenzando así a extraer el wólfram de las entrañas de la Peña del Seo. Un mineral utilizado para endurecer el acero de los blindados durante la II Guerra Mundial y que alcanzó precios desorbitados.
Una de las infraestructuras más llamativas en torno a la extracción de este metal es el poblado de La Piela, a dos kilómetros de las bocaminas, cuyo guardián y su familia continuaron viviendo tras el cierre de la explotación en 1958, encargándose del mantenimiento de las instalaciones hasta 1974.