De las masas de agua de origen glaciar (esos períodos donde el hielo fluía por los valles como si fuese un río) encontramos claras manifestaciones en la Reserva de la Biosfera de Laciana: siendo dos de ellas las lagunas de Castro (o de Villaseca de Laciana) y la Tsagunona.
En el caso de Castro hablamos de un caso de “laguna yuxtaglaciar” en la que dos morrenas (acumulaciones de materiales transportados por el glaciar) han actuado a modo de diques y retienen sus aguas. Esta laguna se encuentra en el valle de Lumajo, paraje de Laciana repleto de preciosas vistas.
Durante el último de los episodios fríos o “glaciaciones”, este valle estuvo ocupado por una lengua glaciar proveniente del hielo acumulado en la amplia cabecera del valle. Al moverse, el glaciar fue a su paso arrancando y arrastrando fragmentos de rocas, para acabar depositándolos en zonas próximas a su extremo frontal.
Por otro lado, la laguna Tsagunona (o Chagunona) tiene casi forma de corazón, estando situada en altura a 1.871 m, en un circo glacial al este del Pico Elena y cerca del límite con Asturias. Entre las rutas que nos llevan por esta pequeña joya azul de Laciana, podemos citar la que nos conduce desde Sosas de Laciana, por la Braña de Buxionte y el Pico Manteiga. O también la que va por el pico Nevadín desde Rabanal de Arriba.
Estas poco conocidas masas de agua pueden contemplarse recorriendo la distancia que las separa, respectivamente, de las poblaciones de Villaseca de Laciana (a 2,5 Km de las lagunas de Castro); o desde Sosas de Laciana (con un recorrido de 7,4 Km hasta La Chagunona).