La iglesia de San Miguel se encuentra en la ladera del monte de San Martín, lugar que en el que en tiempos existió un monasterio. La construcción del edificio comienza en el siglo XII, utilizando como material la piedra tobacea.
Una de las características más significativas del templo es su pureza artística, debido a que apenas tiene añadidos posteriores. Consta de una sola nave de tres tramos que queda rematada en un ábside sin presbiterio.
La fachada meridional tiene una portada de doce metros de altura con tímpano liso y arco de medio punto que descansa sobre columnas. En los modillones o canecillos proliferan las representaciones obscenas y sexuales de animales reales y fantásticos, una parturienta e incluso un hombre desnudo con un gran falo en la mano.
Por encima hay una arquería cegada apoyada sobre columnas que recuerdan la del hastial del brazo meridional del crucero de la basílica de San Isidoro de León.
La belleza del templo se ve favorecida por el juego de luces y sombras que ofrece la piedra tobacea. En el interior se San Miguel se atesoran un interesante conjunto de imaginería barroca. De esta iglesia procede un magnífico Calvario románico de madera policromada que se encuentra en el museo de León.