En la parte septentrional de León, llegando casi a la Cordillera Cantábrica, los ríos provenientes de su cuenca han ido modelando durante siglos las paredes de roca caliza, para crear desfiladeros y paredes verticales tan impresionantes como las de Hoces de Vegacervera, o sus vecinas, las Hoces de Valdeteja.
En estas últimas podemos contemplar peñas escarpadas, en las que se refugian rapaces como el buitre leonado, el águila real o el alimoche. Muchas otras especies de aves también son visibles siguiendo el desfiladero del serpenteante río Curueño, en el que además podemos descubrir cascadas como las de Cola de Caballo de Nocedo.
El entorno de las Hoces de Valdeteja forma parte de los Lugares de Interés Comunitario (LIC) elaborados por la Unión Europea en su Red Natura 2000, que tiene en cuenta los hábitats de las especies animales y vegetales a proteger. Además, forma parte del conjunto de la Reserva de la Biosfera de Los Argüellos.
El recorrido hasta Valdeteja desde León nos llevará por la LE-321, atravesando las múltiples poblaciones del Curueño, como La Vecilla, Valdepiélago o Nocedo.
La cuenta del Curueño tiene un encanto especial para todo tipo de actividades, desde disfrutar de la panorámica de las Hoces en moto o bicicleta; bañarse en algunos tramos fluviales del río; practicar la escalada en roca por varias vías disponibles; realizar rutas como la que atraviesan antiguos puentes romanos o medievales, o como las que conducen a Redipuertas con los picos y peñas cercanas… incluso, recorrer todas las perlas espeleológicas de las cuevas de la comarca como las de Tibigracias, Llamazares o Coribios, Las Lendreras, El Arenal o El Fondillo.