Tuvo sus orígenes en un monasterio benedictino erigido en el siglo XI, con hospedería para atender a los peregrinos del Camino Francés, regentado por la orden francesa de Clunny.
Con el declive de las peregrinaciones el monasterio pierde su esplendor y en 1529, a instancias del entonces Virrey de Nápoles, y Marqués de Villafranca, la abadía se convierte en colegiata de canónigos, procediéndose a su reedificación con pretensiones monumentalistas a la manera de las grandes basílicas romanas del Renacimiento. Pudiéndose observar así, hoy en día, un edificio de estilo gótico tardío con elementos propios renacentistas y fundamentalmente barrocos.
A finales del XIX se convirtió en parroquia de la Asunción, dentro del obispado de Astorga. Destaca la gran variedad de cubiertas: bóveda poligonal con nervios de la capilla mayor, bóvedas de crucería estrelladas de la sacristía y capillas, cúpula sobre pechinas coronada por linterna y nervadura radial en la parte central del crucero, y la del coro radial con circunferencia en medio. En su interior alberga en la Capilla del Rosario con un retablo de la primera mitad del siglo XVII, el retablo del Altar Mayor, Neoclásico, y dedicado a la Asunción de la Virgen, un coro Barroco Rococó de la segunda mitad del S. XVIII en el que destaca la Silla Abacial con el tema del «Buen Pastor» y sobre ella el monumental escudo de armas de los Marqueses.
En la Capilla lateral, dedicada a la Santísima Trinidad se conserva un retablo del siglo XVI, cuyo tema central es la Trinidad y con tallas, en el ático, de los Reyes Magos y el Nacimiento. Se trata de uno de los retablos de estilo purista más importantes de El Bierzo.
Dentro de la Iglesia también podemos encontrar un retablo dedicado a San Roque y San Jorge, fechado en la segunda mitad del siglo XVII y otro Neoclásico dedicado a la Sagrada Familia, junto con otras tallas como las de Santa Lucía, la Virgen del Carmen y La Virgen del Pilar.