Sin duda alguna, la Catedral es la enseña de la ciudad y su historia comienza en el siglo X. Sobre las antiguas termas y edificios públicos que la Legio VII había construido a mediados del siglo II, se hallaba el palacio real de Ordoño II. En el año 917, tras vencer a los árabes en la batalla de San Esteban de Gormaz, el rey cedió su residencia “agradecido a Dios” para que se erigiese allí el primer templo catedralicio. Custodiado por monjes de san Benito, su estructura probablemente era muy similar a otros de la mozarabía leonesa. A su muerte en 924, se dio allí sepultura al rey Ordoño.
La princesa Urraca, hermana de Fernando I, inició la construcción de un nuevo edificio, acorde con las aspiraciones de la cristiandad románica, que fue consagrado el 10 de noviembre de 1073. Era de ladrillo y mampostería, con tres naves rematadas en ábsides semicirculares. Esta catedral se mantuvo en pie hasta finales del siglo siguiente, cuando accedió al trono el último rey de León, Alfonso IX, momento desde el cual la ciudad y el reino vivieron un importante cambio sociocultural que devino en la construcción del actual edificio.
Majestuoso, tan robusto como frágil, el nuevo templo leonés se inspiró en el estilo gótico de Catedral francesa de Reims. Su construcción comenzó en el siglo XIII y de su estructura destacan sus torres, desplazadas de las naves laterales y fijadas al último tramo de la nave central mediante arbotantes, además de las tres espléndidas fachadas con imaginería gótica.
La planta de la Catedral de Santa María tiene unas dimensiones de 90 metros de largo, 30 de alto y 29 de ancho. Dividida en tres naves, de la entrada al transepto, y ampliándose a cinco naves entre el transepto y el altar mayor, presenta una cabecera de mayor tamaño que lo común. Las naves de la catedral de León se cubren con bóveda de crucería cuatripartita en tramos rectangulares.
Pero si por algo es conocida la Catedral de León es por sus 130 ventanales y 3 rosetones, las verdaderas joyas de la seo: 1.800 metros cuadrados de vidrieras policromadas de origen medieval, consideradas entre las mejores del mundo, que cubren de dulce y colorida luminosidad el interior. Destacan el gran rosetón central situado entre las dos torres de aguja, así como las de la Capilla Mayor, el transepto norte y la Capilla de Santiago. Puede apreciarse un conjunto variopinto de motivos: vegetales, faenas típicas de León, temas heráldicos, Santos, Reyes del Antiguo Testamento y Profetas.
Destaca también en el interior del templo el Coro de estilo tardogótico (siglo XV), construido en madera de nogal por Jusquin van Utrech, Copin de Holanda y Juan de Malinas. El retablo del Altar Mayor conserva cinco tablas con escenas alusivas a la vida de la Virgen y San Froilán. En la girola descansa el único rey enterrado en la catedral leonesa, Ordoño II.
Iluminación nocturna
Los festivos y fines de semana (de 00.00 a 2.00 horas) se iluminan las vidrieras desde el interior, lo que permite una visión peculiar del conjunto vitral que acoge la Pulchra Leonina.
Plataforma de la Catedral de León
Catorce metros de altura, sesenta y cuatro escalones divididos en siete tramos y la visita privilegiada de la Catedral y sus vidrieras conforman el proyecto “El Sueño de la Luz”. Durante media hora los visitantes podrán disfrutar de la espectacular visita que ofrece esta plataforma ubicada en el triforio de la Catedral.
El nuevo órgano
La Catedral de León cuenta desde 2013 con un nuevo órgano, que ocupa cuatro arcos (frente a los dos del viejo) y cuenta con cinco teclados y 4.334 tubos. Es obra de los organeros alemanes del taller de Klais, a partir del proyecto musical de Jean Guillou y del diseño creado por el artista leonés Paco Chamorro, que se inspiró en el grupo escultórico del Nacimiento, ubicado en una capilla de la Catedral.
