No debemos abandonar, esta parada obligatoria del Camino, sin disfrutar de toda la esencia santiaguesa de Rabanal, de sus calles, plazas y casonas.
Para avanzar hasta la siguiente localidad, Foncebadón, que se encuentra a cinco kilómetros y medio, tenemos que subir la cuesta de la calle principal de Rabanal del Camino hasta llegar a un lavadero, donde tomaremos una pista entre piornos, por la que continuaremos, durante un kilómetro, hasta cruzar la carretera, donde deberemos seguir por el camino de la izquierda.
Más adelante, llegaremos hasta una fuente y subiremos un tramo de senda hasta la LE-142. Desde este punto, abandonamos la carretera y seguiremos por la Camino, entre tramos de brezos, hasta Foncebadón, pequeño pueblo, que descansa sobre el mítico monte Irago.
Tras salvar Foncebadón afrontaremos la subida a la mítica Cruz de Ferro, situada a 2 km de esta localidad y techo de la ruta jacobea en la provincia leonesa.
Para llegar hasta ella debemos tomar un atajo pedregoso por el monte y recuperar después la carretera.
La Cruz, clavada sobre un montículo de piedras a 1.500 metros de altitud, está sostenida por un endeble palo de madera. En este lugar la tradición manda que el peregrino deje una simple piedra, a modo de promesa, a poder ser, traída desde su lugar de origen.
Por motivos de seguridad, la cruz original se conserva en el Museo de los Caminos de Astorga. Junto a ella se erigió en 1982 una capilla consagrada al Apóstol.
Desde este emblemático enclave del Camino, la Cruz de Ferro, iniciaremos el descenso entregándonos al abrazo del Bierzo, del que ya podemos divisar sus suaves formas y la voluptuosidad de su vegetación.
La marcha hasta la siguiente localidad, Manjarín, a dos kilómetros, la retomaremos por una perfecta senda paralela a la LE-142.
Desde Manjarín a la siguiente parada, El Acebo, distan 7 kilómetros de un descenso llevadero que adquiere su máxima dificultad un kilómetro antes de alcanzar nuestro siguiente hito en el camino.
Durante los tres primeros kilómetros, el itinerario es casi llano y trascurre paralelo a la carretera hasta llegar a la Base Militar de Transmisiones, hoy abandonada.
A un kilómetro de la Base, comienza la bajada por una senda pedregosa y en fuerte pendiente. Este tramo está considerado como uno de los más complicados de la ruta jacobea en la provincia leonesa.
La gratificación a nuestro esfuerzo llega con la visión de El Acebo, la primera localidad de El Bierzo.
Para salir de El Acebo seguiremos por la propia carretera durante casi dos kilómetros para después retomar la senda paralela que nos llevará hasta Riego de Ambrós, durante un constante descenso.
Para llegar a la siguiente localidad de nuestro camino, a poco más de cuatro kilómetros de distancia, atravesaremos Riego, de punta a punta, hasta tomar senda protegida por la sombra de castaños.
Más adelante llegaremos a campo abierto y de nuevo a la carretera que volveremos a abandonar para iniciar un descenso tortuoso que dejará huella en los músculos de nuestras piernas.
A la vera de algunos chopos retomaremos la LE-142, por la que continuaremos, hasta alcanzar el legendario puente de los peregrinos de Molinaseca, que desemboca directo en la calle Real de esta histórica villa del Camino.
Para llegar a final de nuestra etapa, Ponferrada, a 8 kilometros, cruzaremos Molinaseca por la calle Real.
Dejaremos la compañía de la carretera LE-142, tras una pista de tenis, para después girar a la derecha y tomar un camino que avanza cerca del río Meruelo y progresa hacia la carretera.
Deberemos estar pendientes, porque al llegar a la carretera no hay que seguir por el paseo paralelo a ésta, sino buscar un mojón en el arcén izquierdo que nos señala la dirección correcta.
Siguiendo adelante una pista, con alguna pendiente, llegaremos hasta Campo, por el que saldremos, ya por asfalto, buscando la vega del río Boeza.
Varios barrios nos acompañan hasta cruzar el río y salvar las vías para alcanzar el fin de etapa: Ponferrada.