Aunque solo visita una parte de Babia, la ruta plantea un recorrido por el Parque Natural de los valles de Babia y Luna, declarados también Reserva de la Biosfera. Se trata de una ruta tranquila donde el paisaje será el mayor atractivo; aunque no faltan en ella pueblos de montaña, bosques singulares y tradiciones ancestrales.
La ruta parte de (1)Los Barrios de Luna, localidad situada justo al pie de la presa que embalsa el río Luna, que se irá bordeando durante gran parte del recorrido. Es un pueblo tranquilo, con buenas propuestas para el turismo.
Cuenta con el interesante Museo del Pastor, donde se recrea la trashumancia, una forma de pastoreo que ocupó durante siglos a sus habitantes.
El propio embalse merece un poco de atención. Desde la presa, el paisaje es muy bonito, con cumbres calizas reflejadas en las aguas y el contraste de los bosques de roble y sabina que pueblan las laderas.
Desde Los Barrios, la ruta sigue por la carretera bordeando el embalse. En Mirantes de Luna es posible disfrutar de distintos deportes acuáticos en el “club náutico”. Pero su principal interés reside en el sabinar, un tipo de bosque que tuvo su esplendor en otros tiempos geológicos y que ahora sobrevive acantonado en estas peñas calizas. Unos kilómetros después, en Miñera, un centro de interpretación da a conocer la explosión de la vida ocurrida durante el Cámbrico, cuyas evidencias guardan las rocas de Luna.
Vuelta tras vuelta, siguiendo las colas del embalse, pronto se divisa el puente Fernandez Casado, un hito de la ingeniería civil española en la década de 1980, tras su construcción como parte de la autopista A-66 que comunica León con Asturias.
Se llega así al cruce que conduce a (2)Caldas de Luna, un bonito pueblo encajado entre montañas que cuenta con el único balneario activo de la Montaña. Custodia también algunas casas blasonadas y, sobre todo, magníficos paisajes de caliza, óptimos para disfrutar de un paseo sosegado después de haber “tomado las aguas”.
De regreso en la carretera y el embalse, la ruta prosigue en dirección a (3)Sena de Luna, que cuenta con una amplia oferta turística y muchas casas de piedra caliza. Un poco después se levanta junto a la carretera la ermita de Pruneda, que marcaba la divisoria entre los concejos de Babia y Luna. Después, la primera localidad babiana del recorrido es Villafeliz, con su reconocido coto truchero.
Y así se llega a Babia, la tierra con la que soñaban los pastores trashumantes durante los meses que pasaban en los
invernaderos de Extremadura; la tierra a la que acudían los reyes asturianos a descansar y olvidar sus obligaciones… quizá de ahí el conocido dicho de “estar en Babia”.
Babia, de paisajes infinitos, hermosos, de amplias vegas gestadas por el hielo, de cumbres altivas, albas, que contrastan con sus pastos verdes, siempre frescos. La ruta recorre solo una parte de su territorio, Babia de Abajo o de Yuso, con capital en (4)San Emiliano, siguiente destino del recorrido. Para ello, será necesario abandonar la carretera general y dirigirse hacia el puerto de Ventana. San Emiliano aglutina todos los servicios locales, así como una buena feria ganadera que tiene como protagonista al caballo hispano-bretón, aunque la cría de caballos es antigua en Babia; la tradición cuenta que Babieca, el caballo del Cid, era originario de estas montañas…
Babia tiene todo tipo de recursos para actividades de montaña y naturaleza. Sus paredes rocosas ofrecen vías inmejorables para la escalada en roca; su naturaleza caliza numerosas cuevas y simas a los amantes de la espeleología.
El senderismo disfruta de parajes únicos, lagos y collados, picos y valles; y su exuberante naturaleza permite casi cualquier actividad: la micología, la observación de aves, plantas y estrellas, o el geoturismo.
Desde San Emiliano se puede acceder a Pinos, y desde allí, por una pista forestal al puerto de Pinos, base de la emblemática cumbre de Peña Ubiña, solo apta para montañeros experimentados. Un amplio paseo permite disfrutar de la alta montaña en todo su esplendor: pedreros y llambrias, camperas plenas de flores, que antaño a recibían cada verano miles de ovejas merinas trashumantes… Estos ambientes extremos favorecen la aparición de endemismos, especies exclusivas de esta zona, como la Saxifraga babiana o de Centaurea janeri ssp. babiana, dos especialistas de la supervivencia en la montaña.
Desde San Emiliano, la ruta prosigue valle arriba. En Candemuela merece la pena visitar su iglesia; (5) Torrebarrio, con sus tres barrios, tiene buenas casas de piedra caliza, algunas blasonadas, y magníficas vistas de las Ubiñas, la grande y la chica. Y en la subida al puerto de Ventana la ermita de Nuestra Señora de Porcinero en un paisaje sobrecogedor.
De nuevo en carretera, un cruce indica el desvío a (6) Torrestío, de sugerente nombre, con sus aireadas casas, su potro y su amplia representación de hórreos. Y a la vista (7) el puerto de Ventana con sus panorámicas incomparables, que merece disfrutar con tranquilidad.
Para completar la ruta se plantea la opción de visitar (8)Riolago de Babia, uno de los pueblos más destacados de esta comarca, con sus casas de piedra y el palacio de los Quiñones, ahora convertido en Casa del Parque Natural de Babia y Luna, que serán un magnífico colofón para este viaje.