El castaño es la especie forestal predominante en El Bierzo, especialmente en sus regiones más occidentales. En Las Médulas, al suroeste, los “soutos” (bosques creados por cultivo) y “ladeiros” (en pendientes) cobran una personalidad muy marcada. El castaño fue introducido como cultivo por los romanos y ha pervivido hasta nuestros días, convirtiéndose en una seña de identidad más de este enclave, declarado Patrimonio de la Humanidad.
Las características de este entorno parecen hechas a medida para tales castaños, con laderas frescas con menos luz, pero al mismo tiempo abrigadas. En general, los ejemplares de castaño que pueblan estos parajes son de tronco más grueso y corto en los cultivados, y más limpio y esbelto en los agrestes.
Estrechamente vinculado a la historia de la comarca y su romanización, probablemente sea en el entorno de Las Médulas donde los soutos de castaño tienen mayor protagonismo, aunque existen también extensos castañares en valles como los de los ríos Selmo y Barjas.
Sus ramas florecen de mayo a junio en retamas, madurando las castañas entre octubre y noviembre, aunque en los castaños cultivados la caída se adelanta. Llegado este momento, los bercianos agradecen las cosechas celebrando los populares magostos que, como no podía ser de otra manera, giran en torno a las castañas asadas.
De este modo, cualquiera de las dos épocas resulta recomendable para visitar la zona. Cuando florecen, para ver las hermosas tonalidades blanquecinas que ofrecen sus ramas, y cuando se recoge el fruto, para degustarlo junto a un buen fuego.
Existen diferentes rutas alrededor del espacio protegido de Las Médulas en las que recrearse en estos singulares y centenarios árboles. En las propias sendas alrededor del parque natural transitaremos por un gran castañar en torno al pueblo de Las Médulas. En la ruta cercana de Orellán a Voces, encontraremos otro hermoso pueblo con magníficos ejemplares de castaños.
Bien por su relevancia histórica y natural o por su aporte a la economía y a las culturas locales, ya que hasta la llegada de las patatas en muchas zonas la castaña era la base de la alimentación, hay múltiples razones para no dejar de pasear junto a estos longevos árboles de copas redondeadas, tan típicos de la zona.