Siguiendo la cuenca del río Curueño (una de las arterias fluviales de la reserva cruzada por numerosos puentes de origen romano) encontramos el municipio de Valdepiélago. Su patrón coincide con el de León, San Froilán, de quien cuenta la tradición que pasó gran parte de su vida como ermitaño en estas montañas del Curueño, antes de ser nombrado obispo de la capital leonesa.
La ermita de piedra, en la que se encuentra la imagen del santo, se enclava junto a Valdorria, a más 1.300 metros de altura entre riscos: un lugar privilegiado, rodeado de bosques y montañas, que invita a la contemplación.
Cada primero de mayo una romería en su honor se inicia en Valdepiélago para proceder hacia Valdorria, donde se celebra una misa y ofrenda al santo. La imagen es finalmente transportada de vuelta llevada a hombros por un mozo, subiendo los escalones labrados en la roca que conducen hasta la ermita; de los que se dice son 365 porque cada peldaño representa un día del año.
Para el visitante, ascender hasta la ermita se convierte también en toda una experiencia natural ya que, desde lo alto de la peña en la que está situada, observar la panorámica y los parajes cercanos nos transmite también toda la hermosa serenidad de esta zona de la Reserva de Los Argüellos.