Dentro de lo que fue la vida pública romana, en la antigua Asturica, destacó el templo dedicado a la memoria del Emperador Augusto en el Foro de la ciudad, templo que, como en otras capitales de Conventos Jurídicos, debió estar vinculado a la Basílica.
Los restos que se conservan actualmente, grandes contrafuertes que denotan un cerramiento abovedado del edificio, seguramente ricamente policromado, y un pavimento en mármol con elementos geométricos bicolores que emulaban la división del templo en tres naves, estando ubicado en el centro, en un remate en ábside, un arca dedicada al culto al emperador, lugar reservado a los ritos de sacrificio por parte de los sacerdotes.
El acceso al antiguo templo estaba constituido por un pórtico columnado.
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