La Catedral de Santa María de Astorga se edificaba sobre la base de un templo románico levantado entre los siglos XI y XIII que, ya a su vez, habría ocupado el lugar de otro prerrománico.
El actual edificio empezaba a construirse por la cabecera en la segunda mitad del siglo XV (1471) siguiendo las premisas del gótico que quedarían impresas en sus naves y capillas. El estilo renacentista se impondría en siglos posteriores en la portada sur y en dos capillas perpendiculares a la nave, mientras que la fachada principal, del siglo XVIII, adoptaría los trazos barrocos.
Una miscelánea de estilos bien avenidos que dan como resultado un imponente complejo catedralicio flanqueado por dos esbeltas torres que datan del último tercio del siglo XVII.
Esta construcción de planta basilical con tres naves comprende tres áreas diferenciadas: la iglesia, el archivo y Museo Catedralicio, y el Hospital de San Juan Bautista, fundado en la Edad Media para asistir a los peregrinos del Camino de Santiago.
Destaca su fachada principal, un gran retablo de piedra obra de los arquitectos Francisco y Manuel de la Lastra de finales de siglo XVII y principios del XVIII. Tomaron como referencia la fachada occidental gótica de la Pulchra Leonina, en la capital leonesa, aunque con alguna adaptación al estilo barroco.
Tanto en su exterior como en su interior, la Catedral de Astorga guarda una gran riqueza patrimonial y artística.
El Museo Catedralicio, situado en los espacios que fueron destinados anteriormente a la Escuela de la Catedral, la Biblioteca y el Archivo, alberga valiosas piezas. Fue proyectado como tal por el obispo Grau y Vallespinós en 1889 aunque no se pudo inaugurar hasta el mandato del obispo Mérida Pérez en 1954.